lunes, 7 de mayo de 2007

Invasiones y evasiones

Voy a hacer una excepción por ser lunes. Resulta que hay un ejército alemán apostillado en mi salón, hablando en alemán y bebiendo en alemán. Yo no sé qué manía tiene ese pueblo de colonizar territorios ajenos. Así que hago jornada de reflexión en mi cuarto.

Me paso la vida delante de la pantalla de un ordenador. Hoy he trabajado de nueve a nueve con treinta minutos para comer. En realidad tengo más tiempo pero resulta que los compañeros de trabajo son como los padres, no se eligen. Y mi compañero de comidas es la versión aburrida de Alejandro Agag.

En cierto modo me gusta mi trabajo. Y eso es preocupante. La gente a la que le gustan este tipo de trabajos suele ser la misma que la gente a la que no le gusta su vida. Es una forma de evadirse, otra más. Siempre evadiéndonos de todo, y lo más absurdo es que no sabemos a dónde queremos ir. Pero queremos irnos. Y para eso da igual leerse un libro que beber diez copas. El fin es el mismo.

Pero el destino puede ser muy diferente.

3 comentarios:

Will dijo...

Si te gusta tu trabajo y pasas tantas horas en el... pues chico es un lujo.
Lo del compi de comida, tienes que buscar otro!


Encantado, soy Will

Humo dijo...

Bueno, o eso o ponerme a dieta, ahora que empieza el verano me va a venir estupendo. Encantado, Will.

luigi dijo...

Pues yo creo que me pondria a beber con el ejercito aleman en el salón... seguro que hay alguno rubito y mono. Con lo que me gusta a mi un guiri... jejeje.
La versión aburrida de Alejandro Agag más vale que la mandes a paseo... Para eso mejor comer solo... ¿no?