sábado, 4 de agosto de 2007

Delfines en la piscina

El mar de Madrid está repartido en bañeras gigantes donde los que pueden y han pagado por ello lucen su palmito y los demás nos miramos semidesnudos pensando en los meses que faltan para poder volver a ponernos el abrigo.

Un chico pálido y con patillas me espía en una esquina, se parece a ti. Está tumbado de espaldas y su piel es blanca como la tuya, tiene la mirada de las buenas personas que prefieren los cockers a los dálmatas y aunque sólo lleve un speedo negro estoy seguro de que su iPod está repleto de canciones de Postal Service o Camera Obscura y que cuando me lo encuentre por la calle llevará unas Converse amarillas y una camiseta de rayas.

Me imagino encima (debajo) de él (de ti) y rápidamente me doy la vuelta para ponerme boca abajo y redirigir la sangre a mi cabeza. El verano y tu ausencia son muy malos compañeros.

En un mes ya estarás aquí y no volveré a ver al chico de la piscina.

Ni falta que hace.

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